Los mercados se estabilizaron pero el «lunes negro» puede ser un semáforo amarillo para el plan de levantar el cepo
Las restricciones cambiarias permitieron a la Argentina no ser tan afectada. ¿Hay plan de contingencia por si vuelve a ocurrir una debacle?
Los mercados recuperaron la calma esta semana y, en el caso de la Argentina, la terminaron incluso en mejores términos.
Pero la debacle de los mercados globales con el “lunes negro” puso en guardia al Gobierno, donde todas las miradas están puestas en los pasos que viene dando el ministro de Economía, Luis Caputo, con su plan para «normalizar» el funcionamiento de la economía.
La Argentina no terminó siendo tan afectada por la debacle de los mercados globales gracias a la existencia del cepo cambiario y la robustez del torniquete puesto sobre la emisión monetaria y las cuentas públicas.
La caída de los principales indicadores bursátiles puede haber terminado de convencer a Caputo de que se deberán tomar medidas precautorias destinadas a evitar que una crisis mayor, y una devaluación más profunda del real brasileño, terminen desbaratando los planes.
Con ese objetivo, el ministro ya había iniciado conversaciones con bancos internacionales para obtener fondos destinados a enfrentar los fuertes vencimientos que se vienen en enero próximo.
La idea sería obtener créditos por unos US$ 5.000 millones, que lleven tranquilidad a los acreedores y permitan mostrar que «la casa está en orden».
Uno de esos préstamos se está negociando con el Banco Santander de España, y rondaría los US$ 1.000 millones.
Se instrumentaría con el formato de los REPO, que tanto Milei como Caputo vienen mencionando. Los REPOS se suelen utilizar para obtener capital a corto plazo.
De hecho, en Estados Unidos la Reserva Federal recurre al mercado de repos como herramienta para ayudar a implementar su política monetaria. Durante la gestión de Mauricio Macri como presidente se tomaron préstamos repo con bancos internacionales para recaudar miles de millones de dólares. Parte de esa ingeniería la coordinó Caputo, por lo que ya tiene amplia experiencia sobre el tema.
En principio se había pensado en que la garantía para esos REPOS sería el oro que la Argentina envió al exterior. Pero ahora trascendió que se ofrecerán bonos del Estado o del Banco Central. En ese entramado, el Santander buscaría compartir el riesgo con fondos de inversión, con los cuales ya habría iniciado gestiones.
Incluso, la estructura que se está discutiendo incluye una tasa de interés variable de 550 puntos básicos sobre la de la Reserva Federal sobre un préstamo con vencimiento en 2027, y que el gobierno argentino tendría acceso a la línea de crédito durante un período que iría de seis meses a un año.
Así, en caso de necesitar activarla, por ejemplo ante una escalada del dólar, el país tendría ese respaldo.
La Argentina ya cuenta con una línea de fondos que podría llegar a utilizar de ser necesario, que ascendería a unos US$ 4.500 millones, y que si hace falta se activará para afrontar los vencimientos de deuda de enero. «Lo último que haríamos es dejar de pagar la deuda», repite Milei.
Es una forma de hacer frente a las dudas que existen entre los inversores por la caída de reservas, motivada en parte por la intervención para apuntalar el peso en los mercados paralelos.
Para tratar de blindarse ante eventuales crisis, Caputo aguarda también un buen resultado del blanqueo de capitales y de la recaudación por el impuesto a las Ganancias a los empleados.
Si bien la información es mantenida bajo siete llaves, los primeros días de vigencia del blanqueo estarían indicando que hay interés en adherir.
Se estima una recaudación de unos u$s2.000 millones por esa vía, aunque las cifras pueden ser muy variables.
Por ahora, el mercado cree a la información oficial de que el Tesoro tiene cubierto los pagos de capital de enero 2025, julio 2025 y enero 2026.
A esto se suma la perspectiva de incrementar las reservas en unos US$ 1.200 millones durante agosto, algo que sigue en terreno de dudas para los analistas. Buena parte de esos fondos llegarían de organismos multilaterales.
El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, ya presentó una proyección según la cual el BCRA será comprador neto de divisas en agosto y septiembre.
En tanto, en la Bolsa de Nueva York ya se habla de la «falta de timming» por parte de la Reserva y se advierte que aún si las bajara a mediados de septiembre próximo, «podría ser tarde».
Por ahora, lo que la FED ha hecho trascender es que de ninguna manera dejará que el mercado le condicione el rumbo de sus políticas.
Para el economista Barry Eichengreen, así como la FED no debería dejar que el mercado le dicte una decisión, tampoco el titular de la Reserva, Jerome Powell, querrá que su decisión sea leída como un guiño o rechazo a los republicanos o demócratas.
A nivel local, existe consenso en que la suba del riesgo país de los últimos meses y los coletazos de las turbulencias en los mercados dejaron un escenario de mayor incertidumbre para la Argentina.
Expertos en finanzas explican que el éxito del REPO dependerá cuánto se ofrezca como activos en garantía.
Por ahora, los pronósticos indican que el país debería una tasa de al menos 10%, altísima para una colocación en dólares.
Enterado de esas lecturas, Caputo sigue negociando con los prestamistas, ya que al fin y al cabo es un experto en la materia. El ministro ya tuvo varios cara a cara y videoconferencias con inversores extranjeros, que dejaron claras las dudas que aún tienen los inversores.
Tampoco ayudarían las prevenciones que los propios economistas del Fondo tienen sobre la negociación de un nuevo acuerdo que permita liberar más dólares al país. Las tensiones quedaron de manifiesto cuando el presidente Milei cargó muy duro contra el director para el Hemisferio Occidental del FMI, Rodrigo Valdés.
El tema Milei es motivo de análisis también en círculos financieros. Se pondera que el Presidente brinde siempre rotundos respaldos a su ministro de Economía, pero no se observa tan bien que el jefe de Estado salga a cruzar a autoridades del Fondo Monetario, justamente cuando se está negociando pedir más plata.
Esas lecturas hacen en muchos casos a la esencia de las discusiones al más alto nivel internacional, que exigen cierta mesura en las declaraciones.
Con esa lógica, tampoco sería tan conveniente que el Presidente diga que ya tiene «abrochados» los préstamos REPO con los bancos, sobre todo cuando se está en la fase más sensible de las negociaciones. A veces, la lógica financiera no está alineada con el estilo disruptivo del presidente argentino.
Por lo pronto, Caputo ya avanzó con el apretón monetario más duro y la intervención sobre los dólares financieros, aunque la suba del riesgo país provocó cierta sorpresa en el equipo económico.
Otro punto sobre el que siempre pone la mira la oposición política es el caso de que el Gobierno decida echar mano a los bonos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSeS, pero por ahora no se estaría analizando esa posibilidad.
Si todo esto no prospera, se podría echar mano al oro que Caputo envió al exterior -muy probablemente al Banco de Inglaterra-, y cuyo valor rondaría los US$ 5.000 millones.
La Argentina deberá pagar, entre capital e intereses, unos US$ 4.700 millones en enero próximo, y el Gobierno no se puede dar el lujo de poner en duda ese compromiso.
El REPO terminaría de dar tranquilidad, explica el exviceministro de Economía Pablo Guidotti. Y también confirma que el Gobierno apuesta a obtener éxito con el blanqueo de capitales, que pueden sumar unos «miles de millones», según calcula.
Por ahora, se seguirá interviniendo para bajar la brecha cambiaria, a pesar de las prevenciones del FMI con el objetivo de derrumbar el tipo y llevarlo si es posible por debajo de los $1.200.
Y seguir absorbiendo pesos que se habían emitido y no tenían la correspondiente demanda, y presionar a la baja las cotizaciones del MEP y del contado con liquidación.
De lo que sí está seguro Caputo es que no se debe aflojar en la disciplina fiscal, porque es uno de los principales datos que mira todos los meses el mercado. Y asegura que habrá muchos anuncios similares al que se conoció esta semana, de que el Poder Ejecutivo pretende dejar de subsidiar al transporte que circula por el AMBA.
«Son unos miles de millones de pesos, pero cuando se empieza a sumar, los números sorprenden», dicen en el equipo económico. A esto se añadiría la decisión de vender edificios públicos, como las instalaciones donde funcionaban el Ministerio de las Mujeres y el INADI.
En esta lógica, Caputo prometió al sistema productivo bajar impuestos, por lo que allí también existirá una necesidad de seguir recortando gastos y de aumentar la recaudación.
Todo este escenario cerraría si para octubre el Gobierno se acerca al objetivo de la inflación cero, que se consideraría no solo un éxito económico sino también político.
Fuente: NA